Londres, 28 de noviembre de 2012
Queridos lectores:
¡Yo soy el padre del turismo actual! ¡Impresiona! ¿No es verdad?
Caminando por pleno centro de Londres me encontré cara a cara con una agencia de viajes, "Thomas Cook & Son".
¿Cómo es posible? ¡Mi propio negocio, que nació en 1945, sigue funcionando un siglo y medio después de su creación!
Al principio, pensé que era una ilusión provocada por el cansancio y las fuertes emociones que me están causando los descubrimientos que estoy realizando en la vida actual. Pero luego, pude comprobar que era real.
Los datos que he conseguido reunir me catalogan como el inventor del turismo moderno. Y también como el hombre que cambió los hábitos vacacionales y la forma de viajar. Me siento muy orgulloso de que me califiquen de esta forma, sobretodo después de la enorme labor que realicé con mi empresa.
¿Cuándo comenzó?
Todo empezó de forma fortuita en 1841, cuando fleté un ferrocarril que llevó a un grupo desde Leicester a Lougborough para asistir a un mitin antialcohólico. Este acontecimiento marcaba el principio de una aventura que duró casi 40 años.
Posteriormente, en la década de los 50 del s. XIX, fui más allá. Impulsé los viajes por Gales, Escocia e Irlanda, creé el periódico Cook's Exhibiton Herald and Excursion Advertiser, con el que promocioné los viajes a la Exposición de Londres de 1851, inventé The Traveller's Gazette, que tenían como fin informar a mi clientela sobre los servicios de mi empresa, realicé un viaje a la Exposición Universal de París de 1855 e inventé el "Gran Tour Circular de Europa".
Después de todos estos logros, en lugar de asentarme y disfrutar de los beneficios obtenidos, me propuse seguir innovando. Así, conseguí llevar a los viajeros británicos de clase media a Italia, Suiza, Estados Unidos o Egipto. Aunque sin duda alguna, mi mayor aportación para con el turismo moderno fue la creación del bono-hotel.
Toda aventura tiene su final y el mío llegó cuando, tras organizar un viaje que daba la vuelta al mundo, le cedí a mi hijo John las riendas de la empresa.
¿Qué ocurrió desde ese momento? ¿Cómo logró mi empresa sobrevivir durante tanto tiempo?
He conseguido averiguar que mis propios nietos se encargaron de las agencias de viajes, que su padre y yo le dejamos en herencia, y que lograron ofrecer viajes de placer por aire, en un momento en el que la avión no era un medio de transporte generalizado. ¡Todo un éxito!
Sin embargo, también he leído que vendieron la empresa en 1928 a La Compaigne Internacionale des Wagons-Lits et de Grand Express Europeans, propietarios del Orient Express.
¡Cómo se atrevieron a vender mi preciado legado a la competencia! ¡Si hubiera estado vivo los hubiera desheredado! Menos mal, que tras la II Guerra Mundial, momento en el que surgiría el turismo de masas, mi negocio paso a ser propiedad del gobierno británico.
Más tarde, en 1972, volvió a ser vendida, adquiriendo la en esta ocasión un consorcio constituido por la Midland Bank, Trust House Forte y la Asociación del Automóvil. Pero en la década de los 90 estas idas y venidas de mi empresa cambiaron, cuando ésta se convirtió en una de las muchas multinacionales que se crearon en el sector de la intermediación turística. Dicho de otro modo, ahora será Thomas Cook & Son quién absorberá a otras empresas, como la Deak International Inc, Interpayment Services Limited o Sun world.
Sin embargo, esta preponderancia económica se ha visto frenada por la crisis económica que en estos momentos se está dando y prueba de ello es que la filial francesa de la multinacional está en venta.
Esta crisis económica es, sin duda, un escollo para la propia evolución de mi empresa, pero estoy seguro de que ésta podrá sobreponerse a la misma, pues tanto mi propia experiencia al frente de la misma, así como la información que he podido reunir, me permiten afirmar que Thomas Cook & Son ha ido "Siempre un paso por delante".
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